Entre los regalos de cumpleaños, me he hecho de un disco de Amy Winehouse. Un poco tardío y posmortem mi encantamiento con su voz y canciones. Normalmente no suelo seguir a los cantantes top, a lo mejor es un error gravísimo, pero no me gustan las multitudes, y es una vieja maña ya muy arraigada. Lo mismo me pasa con otros rubros, no me gusta seguir algo solo porque muchos lo hacen, tampoco hago el otro extremo de ser contreras solo porque sí, sino que prefiero estar libre de esas influencias, lo cual es casi en sentido figurado dado que nacimos, vivimos y morimos rodeados de distintas influencias. El punto es que realmente sea de mi agrado e interés para que consuma el producto/idea/afición.
Bueno, entonces estoy haciendo legítimo mi gusto por Amy, no fue porque se murió a los 27 como otros tantos famosos que ya forman parte de un selecto club. Ni por esa vida tan llena de fiesta, dolor, excesos, locuras, desamores, multitudes y soledad.
La primera vez que puse atención a una de sus canciones fue en una reunión, y tal vez es muy snob, el lugar y las personas que estaban presentes, pero se me quedó grabada la tonadita y llegué a casa a buscarle en youtube. Inmediatamente la puse en mi lista de reproducción para echarle el segundo análisis, que es (era) mientras corría. Me gustó Rehab para irme a correr. Irónico?...esa soy yo.
Así fui escuchando algunas de las canciones de Amy, casi todas las que he podido encontrar, y no soy una fan, pero despertó mi admiración musical. Desde un dueto con Tony Bennett, a una graciosa versión de Me&Mr.Jones.
Hoy mientras venía en el egomóvil escuchando otra vez sus canciones, pensaba nuevamente en cuando la virtud supera los defectos, ojalá todas las personas tengan esa fortuna de ser recordados por sus talentos, no por sus fallas. Existe mucha gente talentosa a la que admiro, y es muy complicado no hacer juicios sobre sus vidas, en realidad no se debe. Hay en la historia, grandes pintores, o cineastas que han hecho verdaderas obras de arte, y sus vidas marcadas por actos atroces, en los que ellos han pasado de genios creativos a malvados psicópatas. La verdad es que aunque se escuche muy holístico, no se puede el horror sin la belleza y viceversa. Muchas de las grandes fuerzas que han inspirado a crear belleza y arte, han nacido, o tenido que surgir a partir de hechos terribles. Uno a menor escala no es ajeno, o no debería serlo, porque lo que es evidente es que no importa por cuanto dolor pasemos, es también una oportunidad para resurgir y crear algo bello, desde una manifestación de arte o incluso de nosotros mismos. O viceversa.