miércoles, 30 de junio de 2010

Historias de taxi III

De vuelta al uso de taxis, ágilmente me hice de los teléfonos del sitio cercano al búnker.

Jugada magistral. Hasta que llamé hoy para evitarme la fatiga y que pasen por mí directamente. Me responden de "la central", una voz femenina la cual pide un 16-20, apenas y se escuchaba un leve chrrssss, y una respuesta corta ininteligible al otro lado de su radio, o lo que supongo era su equipo de radiocomunicación con la red de taxistas. Finalmente me responde, mmmmh creo que van para allá.

Aclaré que llamaría en 5 minutos nuevamente en caso de que no llegara alguna unidad. Dicho y hecho, con mis triques en la puerta, ni un alma pasaba. Marqué nuevamente, y como al inicio empezó a preguntar si alguien podía ir. Estando el sitio de taxis a una cuadra del búnker mejor me enfilé con todo y chivas para allá, justo estaba avistando desde la esquina si había alguno, cuando hizo su aparición el comisionado para mi viaje.

Pura modernidad. Si estuviéramos en los años 70.

Lo realmente valioso es que son caras conocidas, dado que anteriormente requería de sus servicios con frecuencia, lo malo es que de varios de ellos ya me sé sus historias familiares, ahora solo les doy continuidad.
En estos días, actualizados como están de los acontecimientos de la ciudad, puede uno hasta preguntar la preferencia electoral de sus usuarios. Con las elecciones que ocurrirán este fin de semana, donde sinceramente espero que pierda uno de los candidatos. Ya no digo que gane fulano porque tampoco me inspira, nada más con que no gane el peor. Y así se va uno enterando, que si el candidato tal es Guatemalteco, o que ese político tan sonado tiene un amor juvenil con una chica de 17 años, las referencias escolares que se resumen a actividades porriles; mitos y leyendas a las que uno puede dar o no crédito, pero sin duda entretienen. Los pequeños detalles que no aparecen en los CV ni aparecerán en un debate público.

Todo por 25 minutos de viaje.

domingo, 27 de junio de 2010

Gelatina Mosaico


Nada más sencillo y rico que una gelatina.
Aunque ciertamente las gelatina mosaico son ligeramente más complicadas que hacer de un solo saber, pero nada para espantarse.

Cuenta la leyenda que la proteína que contiene la gelatina es muy buena para el organismo, sobre todo la piel, huesos y ligamentos.
A mí me gusta comerla regularmente y en las siguientes semanas me servirá de apoyo psicológico, por si sale alguna estría en mi tan cacareada barriga, pensaré que pudo haber sido peor de no haber consumido la gelatina y agua necesarias.


La receta no tiene gran chiste. Eso sí la gelatina de leche, me quedó deliciosa ahí se las dejo por si les sirve para esta gelatina o para otra.

Va toda la preparación y ahí toman lo que les agrade.

4 paquetes de gelatina de sabor (elijan y pónganse creativos, jueguen a combinar colores)
600 ml de agua para cada paquete de gelatina.

Calentar cada tanto de agua hasta que ebulla, agregar un sobre de gelatina de sabor, retirar del fuego, agitar para disolver perfectamente bien la grenetina.
Hacer lo mismo para cada sobre. Colocar en recipientes cuadrados y guardar en el refrigerador hasta que cuajen.

Una vez que se tienen las 4 gelatinas cuajadas, proceder a preparar la gelatina de leche.

Ingredientes:
1 lata de leche condensada
1 lata de leche evaporada
200 ml de crema
un chorrito de vainilla
3 cucharadas de grenetina (o 4 sobres de 7 g, la encuentran en el super en varias marcas, o a granel en tiendas de materias primas para repostería)
media taza de agua para hidratar la grenetina

Iniciar mezclando la grenetina natural con el agua para hidratarla, colocar en baño maría para que se disuelva.
En la licuadora colocar la leche condensada, leche evaporada, crema, el chorrito de vainilla y finalmente la grenetina ya disuelta, licuar hasta que se integren bien todos los ingredientes.

Ahora cortar las gelatinas de sabores directamente en los moldes, es más sencillo retirarlos que intentar sacar todo el bloque y cortar afuera. Verter todos los cubos de gelatina de colores en un recipiente grande y procurar revolver los sabores uniformemente, finalmente vaciar la gelatina de leche. Dejar enfriar durante unas horas.

viernes, 25 de junio de 2010

Llamadas telefónicas

Ahí sigo, con mi relumbrosa barriga.

Sin más preámbulos les contaré lo del día de hoy.

Estaba muy a gusto, dormitando una hora más de sueño, luego de las necesarias interrupciones que da la vejiga recientemente convertida en brincolín de mi pequeña. Hasta que sonó el teléfono.
Con la alegría que eso conlleva, por supuesto. Que te hablen para decirte que hablan de Banco Santander, perenganita de tal, y han dado tu número telefónico como referencia para su clienta fulana.
Luego de responder amablemente que no tengo ni idea de quién se trate, me pregunta el parentesco que guardo con la fulana. Mta, no sé por qué insisten en poner a prueba mi buen humor, y con esas preguntas les juro que es difícil mantener la calma. Nuevamente le respondí que NO tengo idea de quien se trate, en mi vida había escuchado tal nombre.
Así que me pregunta a qué colonia llama.
Uh?
Ya es inevitable encamoronarse. Ok, haciendo un esfuerzo sobrehumano, le respondí que no podía proporcionarle dato alguno.
Así que como respuesta me preguntó la razón, si ya me había dicho de donde habla y quién era -¡ah bueno!, ¿cómo que no quiero decirle la colonia solo por seguridad?. Sí, así de ingrata soy.

Pues no me convenció, así que su último recurso fue decirme que la llamada estaba siendo grabada y que ahora me llamarían durante todo el día.

¡Gracias por avisarme del hostigamiento al que seré sujeta!

A primeras luces, esas llamadas no generan confianza, si una empresa habla para confirmar una referencia de un cliente suyo y les responden que desconocen a su cliente lo lógico es que a la persona interesada le soliciten otra referencia viable. Pero en cambio si suponen que luego de la llamada número 100 uno va a conocer a la persona algo no les gira bien en la cabeza. Menos aún cayendo en tácticas de terror.

Por otro lado, si se trata de una artimaña más para obtener datos para una posible extorsión, ya si no funcionó a la primera ¿para qué insistir?.

sábado, 5 de junio de 2010

El maravilloso mundo de las gordas


Un buen día, ví con tristeza que 3 prendas de mi ropa habían sufrido daños, por culpa del acompañante. Lo cual en otra temporada habría sido doloroso, pero no con la magnitud que amerita en estos tiempos. Todavía como tratando de hacer menos grave el asunto, me consuela diciéndome que tengo los clósets llenos de ropa, ¿qué me apura?. ¡Bendito hombre que duerme sin pena que le acongoje!
Pues cero canicas, a mí sí me puso en graves aprietos.


¡No tengo qué ponerme!, se ha vuelto la frase más recurrente en mi diario transitar. En un inicio, busqué entre mi vestuario, la ropa holgada que fácilmente ayudaba a cubrir mi crecimiento uterino. Con ansias locas pasé a la ropa de maternidad. Hasta que descubrí lo acostumbrada que estaba al tener muchas opciones y colores para vestir, donde elegía en base a mi ánimo, el clima, mi percepción del vestir acorde a la hora del día y tipo de evento, y caprichos. Ahora, el vestuario reducido solo me permite escoger entre muy pocas prendas, más por necesidad y no salir en traje de Eva que por otra cosa.
Y aún así, una blusa blanca de maternidad que tanto me gustó al inicio, dejó de ser útil cuando dejando asomarse al ombligo comprendí que su tiempo había llegado a su fin. Así se han ido sumando muchas prendas, de las holgadas, de aquellas grandísimas en otros tiempos. Se van reduciendo, ya en unos días cumpliré 7 meses de embarazo y a este paso llegaré como retrato al nacimiento.

Lo de menos sería ir a comprar ropa y ya está. De hecho al inicio, pensé que procuraría por todos los medios ser prudente, y no malgastar en ropa que solo quiero usar estos meses.
La triste realidad es que la oferta de ropa de maternidad en donde vivo es escasa y la mayoría mala. Así en mi peregrinar de prendas las encuentro pero con telas de estampados horrorosos, cortes y diseños que a nadie favorecen, y por si fuera poco, algunas a precios realmente fuera de sí. ¿Cuánto es caro? preguntaba, sintiéndome rica y digna, más presa por la desesperación.
Y así entraba a los vestidores con 10 o más prendas, para salir molesta porque ninguna me había gustado como lucía. Atención diseñadores de ropa, ¡he ahí una gran ventana de oportunidad!


Antes, antes, me encantaba ir a las tiendas, lo de menos era comprar algo lindo que me gustara, el probarme era mero trámite. Incluso, he sido de las favorecidas con un cuerpo de pobre que si me regalaban alguna prenda era casi seguro que me quedara a la perfección.

En la reciente visita de mi madre, también nos fuimos de compras, solo que ahora me quejé amargamente, a lo cual me respondió: "Ahora ya sabes lo que sienten las gordas".

Del nabinsky. ¿Cómo pueden ir por la vida así?, amén de todos los problemas de salud que acarrea la obesidad, y nadie apoya la anorexia ni la bulimia que son tan graves como la misma obesidad, pero al menos por pura vanidad, debería haber más gente preocupada por estar en su peso de acuerdo a su estatura, lucir su cuerpo en vez de buscar ocultarlo tras metros de tela.

Si ir a las tiendas de ropa significa no tener más opción que 1-2 prendas que parecen sacos de papa, a cualquiera se le quitan las ganas de ir hasta no tener el cuerpo que quieres, inmediatamismo inscribirse en un gimnasio, pagar un nutriólogo y regresar victoriosa a los almacenes para que nos muestren las tendencias de temporada, seguras ahora sí, de encontrar lo que se quiere y guste, y no lo que te dejen.

Al menos mi gordura, es transitoria, o tengo todo el propósito de volver a usar mi talla anterior. El optimismo a todo lo que da.






Foto: Malformaciones del lenguaje/malformations of the language, por pulguita, en Flickr. Usada bajo licencia Creative Commons, Attribution-Share Alike 2.0 Generic.

martes, 1 de junio de 2010

De blogs y otras andanzas

Ah pues ya saben que escribo por aquí, allá y acullá. Aunque también lo sospechan, últimamente publico poco, y varias anécdotas se me van quedando en el tintero. A duras penas y pude contar la del señor de grandes aguacates. ¿Ya les dije que huyo de los que hablan por teléfono celular mientras conducen?, si de por sí no les jala bien el neuronaje, con un celular o radio disminuyen su nivel de atención, que hasta un borracho parece más sensato al volante. Aunque yo prefiero mantenerme lo más lejos posible de cualquiera de esos especímenes al volante.
Ya en reuniones, los borrachos son amigables, los que se aislan solo por hablar por teléfono, siguen siendo igual de antipáticos.
Luego de un lleguecito que me dieron, quedé medio ciscada al manejar, vaya el estar parado en el tráfico te expone a que alguien distraído NO frene y haga una carambola. Y mi egomóvil apenas tenía 15 días salido de la agencia. Afortunadamente no fue nada grave, solo el coraje y el susto. Mucho coraje, ¡maldición!. Bueno pues el trauma me hace no descuidar por todos los flancos y analizar patrones de desplazamiento de los conductores suicidas. ¡Abran paso al borracho, al neurótico, al frustrado corredor de fórmula 1, al puberto con coche de papá, y a los taradetes que hablan por celular o radio móvil!. Porque a ese tipo de entes, hay que dejarlos ir, y procurar mantenerse lo más lejos posible.Curiosamente, una vez que he ido disfrutando el manejar, a pesar del solazo desértico, sé que se me acaba el veinte por una temporada, supongo que Junio es el último mes para andar ruleteando, porque lo que sigue es esperar en casa a que mi acompañantita se ponga más guapa y salga a guiñarle el ojo a todos sus contemporáneos.Pasando a la actualización más actual. Estoy voluminosa y rozagante, luzco mi barriga como nunca, aunque siento que me traen el pellejo estirado todo el tiempo, respiro a medio tanque, ya no puedo ejercitar la joroba porque con unas patadas me recuerdan que mantenga la espalda recta, o lo que es lo mismo, ¡la panza no es recargadera!. Recuerdan que empecé hablando sobre blogs, bueno, hoy tengo la buena sorpresa de que por ahí tengo mención en una especie de tutorial para aspirantes a blogueros. Visiten El diario de la nueva era: bienvenido al blog, que elaboró Cris Mendoza (alias Lata), para la edición de Junio de Siriusfem. Vayan, lean, aprendan y muéranse de envidia. Agradezco la categoría, es un alivio saber que este blog no es un valle de lágrimas, o las aventuras de Amarga López.


Ahora abriré la ventanilla de quejas. Sí, sí, acepto reclamos, no he venido a pararme por acá como para recomendar que sean constantes, o que respondan a todos los comentarios que reciban. Hasta mi cinismo tiene sus límites.
Como excusa, diré que les tengo preparado algo que no creo que estén esperando pero siempre jala público eso de los tutoriales.La semana pasada me entretuve haciendo unas invitaciones para un baby shower, luego que fui a preguntar por unas, que la verdad ni había unas que me llenaran el ojo, y sí vaciaban la cartera. A fin de cuentas hay que tomar en cuenta que es papelería que con toda seguridad terminará en la basura. Pero no aplica usar invitación cibernética porque la gran mayoría de invitadas no usan tal herramienta. El caso es que saqué tijeritas, compré unas carpetas y con un botecito de pritt y retazos de tela ya la hicimos.




Ahora estoy enfrascada haciendo recortes y cosiendo a máquina otros pedazos de tela que en algun momento espero que sirvan para algo más que para descerebrarme. Así que mi rutina de estos días es despertarme tempranito con las ideas frescas, ponerme a trabajar en eso y luego ya irme a lo de siempre, regreso a avanzar otro poco y me duermo pensando lo que haré al siguiente día. Definitivamente la maquila no es lo mío, lo mismo pasó con las invitaciones, la primera la hago con bastante gusto, pero ya recortar 25 veces lo mismo no es tan divertido, aunque por cuestiones de tiempo no estoy como para personalizar cada cosa que hago. Venga la maquila pues. El acompañante suspira por el momento en que el búnker deje de parecer como campo de batalla, que por momentos parece que mi mesa de trabajo solo es un tiradero bien hecho, pero en algun momento le sorprenderé con los resultados, y más cuando parezca que la basura está en su lugar.

Me voy, que ahora me espera la otra chamba. Si no es que no quiera escribir, solo que entre las 11 de la noche y 6 de la mañana lo veo muy carrereado y a mí me da por estar con harto sueño. Costumbres raras.

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