miércoles, 28 de abril de 2010

Hot line

Muy temprano, cerca de las 11 de la mañana, me dispuse a realizar la encomienda que me dejó el acompañante.

Displicente ante mis recién adquiridas tareas de secre, hice uso de todas mis tretas para escabullirme hasta que no pude postergar más el encarguito.
Hablar por teléfono a los de la aseguradora.
Mta.

Mi vida bloguera se hizo presente, cuando a la primer llamada recordé cierta etiqueta que usa el Sr. Trajeado "me quiero volver chango".
Sucedió de esta manera:
-Buen día, necesito saber el procedimiento para efectuar la programación de una cirugía.
-Atendemos de 9 a 2 y de 4 a 6.
-Eh, son 15 minutos para las 2!, así que le escucho.
-Ah ya se fue el que la podía atender.
Plop, me recobro y digo, -ok, a las 4 de la tarde con 15 minutos será posible que ya les encuentre de regreso.
-Atendemos de 9 a 2 y de 4 a 6.
Sí, a final de cuentas soy yo quien no le entiende en qué huso horario me lo estará diciendo.
Hablé 4:30, por supuesto, no hubo quien contestara mi llamado, se les habrá hecho un pelín tarde.



Justo aquí, le puse esa etiqueta a la imagen mental. ¿En qué planeta, atendemos hasta las 2 significa que 15 minutos antes de dicha hora ya no es posible? De toda la galaxia, tuve que aterrizar justo, exactamente en donde sí ocurre.

Segundo día, cual retrasada mental, le pido que me vaya diciendo con calma mientras deletreo el procedimiento en mis apuntes. A manera de excusa, le comento que no he realizado tal procedimiento nunca antes. La señorita solo tiene prisa por colgarme. Bueno, le detengo tanto como puedo hasta que me queda más o menos claro, salvo un procedimiento que se quedó en el limbo.

Tercer día, el acompañante sigue teniendo dudas. Diabólicamente le acerco el teléfono 01-800 a donde puede marcar y preguntar a sus anchas.
Por supuesto, no quise perderme la escena. Ante toda mi maldad, tuve una victoria pírrica. A quien le preguntó, lo dejó colgado varios minutos, mientras el acompañante me hacía muecas de que el tipo no tenía ni la más soberana idea de lo que le había preguntado. Nosotros con la guía entre las manos, explicando lo que la póliza incluye, o en todo caso NO excluye. En resumen, hay que volver a hablar a la oficina cucha, donde ya tengo experiencia.

Yo no tenía duda alguna de que lo último que quería en la vida era volver a hacerlo. No valieron mis lamentos. En un análisis de situación y tomando el factor horarios, salgo bailando. Me toca de nuevo. Refunfuño, ¡sí! cuento con más tiempo, pero ganas es lo que no tengo.
Grrrr, en nombre del amor, y demás frases auto-saboteadoras, voy de nuevo.

Tres llamadas para tener suerte, hechas a diferente hora, de las factibles. Bingo.
Yo no sé qué prisa tienen por explicar lo menos posible. Si no tuviera la duda no existiría la más remota posibilidad de que me dieran ganas de hablarles por teléfono. Y no tomé un número al azar, luego de varios cruces de información resulta que es solo en esa oficina donde pueden orientarme. ¿Por qué entonces tratan de confundirme ante lo que sea que pregunte?. Por supuesto que no tengo idea de los formatos ni de su llenado ni es algo que debiera conocer por anticipado. Luego me formo ideas malsanas, pero así con la exactitud con la que cobran, es la amabilidad y calidad con la que requiero el servicio.

¡Si al menos, me hubiese contestado un tipejo Pectorales Sawyer!, sin dudarlo habría hecho cita para que me explicara de viva voz, susurrante si fuera posible.

viernes, 9 de abril de 2010

Pay de piña




¡Hey!
Se ha vuelto a usar el horno.

Desde hace una semana hice una pizza, con lo cual regresé a mis actividades de horneado. Si me fui no ha sido por mi gusto.
Así que hoy les traigo una receta sencillísima, para variar, otro pay. Con lo que me gustan, esperen más en este rubro.
Para los lectores asiduos y seguidores fieles a mis recetas, aquí es cuando la multitud se enaltece., lo que veremos hoy es pay comido. O sea, ya hemos usado la receta para la costra, que es la misma que la que usamos en el pay de ciruelas pasas. Lo novedoso, al menos para mí es el relleno de piña. Yo les sugiero fuertemente que empiecen preparando el relleno, para optimizar el tiempo.

Ingredientes para el relleno:
1 tazón de piña, perfectamente limpia y recortada en trozos pequeños.
(la cantidad es más o menos lo que ocupan 2 tazas normales).
3/4 de taza de azúcar
1 taza de agua para hervir
3 cucharadas de fécula de maíz
1/3 de agua fría.

Lo más trabajoso es pelar la piña, ingénieselas, y procure no tirar más que la cáscara dura, que no queremos media piña en la basura.
Colocar en un pocillo el agua a hervir, agregar el azúcar, cuando esté soltando el hervor agregar la piña, deje que se consuma lo más posible., esto lleva más o menos entre 15 a 20 minutos a fuego muy bajo.Disuelva la fécula de maíz en el agua fría, y agregue a la piña ya cocida en su almíbar. Deje hervir unos minutos más. Debe quedar consistente, nada de líquidos molestos, que no queremos que escurra su pay. Deje enfriar mientras prepara su costra de pay.

Ingredientes para la costra de pay:
1 y media taza de harina
1 barra de mantequilla (100 gramos)
1 cucharadita de royal
4 cucharadas de azúcar
media cucharadita de sal
2 huevos.

Procedimiento: Fotos del paso a paso.
Cortar la mantequilla en trozos pequeños, dejar a temperatura ambiente, agregar la harina, siempre pasar a través de un colador para cernirla. Agregar el royal, igualmente cernido, ayudarse con un tenedor para incorporar todos los ingredientes, va viendo como va formandose una especie de "arena" con su harina. Luego incorpore los huevos, el azúcar, mezcle y amase hasta que estén perfectamente bien integrados todos los ingredientes.
Coloque un poco de harina en su mesa, divida su masa en dos partes, ligeramente más pequeña una que otra. Con la parte más grande, extiéndale sobre su mesa, ayúdese con un rodillo. Coloque sobre su molde previamente engrasado y enharinado.
Hornear unos 10 a 15 minutos, que se vea cocida la pasta pero que no cambie mucho de color, ligeramente crujiente nada más.
Saque del horno y coloque el relleno.Lo demás es muy sencillo, con la masa sobrante extienda sobre su mesa enharinada, ahora solo recorte en tiras y colóquelas sobre su pay procurando la estética. Barnice con 1 yema de huevo.
Hornear otros 20 minutos o hasta que le vea buen color a la masa de la superficie.

Disfrute y comparta.

jueves, 1 de abril de 2010

La lista de cosas inútiles para el bebé

Ya vine, ahora que todo está desierto.
Han pasado varias cosas en estos días, algunas que mejor ni me acuerdo porque invariablemente también recordaré ese botón que aún no quiero apretar.

Como ya casi todo mi mundo bloguero y algunos otros balnearios internáuticos saben, cada día me crece la barriga y yo solo puedo esbozar la sonrisa, a pesar de que a ratos ya me siento hasta el cogote de todos esos temas en los que hay que naufragar.
Que un bebé, come, duerme y caga no sorprende a nadie. Pero para que esas 3 tareas básicas sucedan, hay una parafernalia IMPRESIONANTE. Así que me he puesto a revisar las listas imprescindibles de compras para la llegada del nuevo personaje. Se imaginarán la mar de información al respecto. La sensación es siempre la misma: compre, compre, compre.

Y encontré bastante interesante, buscar las listas de las cosas inútiles.
Hay gente para todo, habrá quien le encuentre uso a todo, aunque sea de adorno en su bodega. Pero mi espacio es finito, y la verdad sea dicha, también soy coda hasta del dinero ajeno.


Por lo pronto, se agradecen las colaboraciones de quienes ya pasaron por esas vicisitudes. Acusen sin miramientos al trasto que usaron si acaso 3 veces y después pasó a formar parte de la colección de artículos ornamentales.

Ahora, para quienes ni fu ni fa, es decir, la mayoría de mis conocidos, que son gente soltera, simpática y sin planes inmediatos y/o futuros de reproducirse. Créanme que sé todo el hartazgo que estos temas pueden provocar. Bueno, a cambio de su fidelidad y agradecida por no haber cerrado la página tan solo al ver el título, y no haber cancelado su suscripción a este blog en el google reader, ofrezco tardes de café para que me cuenten con lujo de detalles, las historias sórdidas de sus éxitos y fracasos amorosos. Incluyo 1 dotación de kleenex por sesión.

Veamos si podemos ir enlistando las cosas inútiles, segun criterio de cada quién.

Para mí, hasta el momento, de las primeras cosas que supe que no compraría son:

1. Moisés. Una minicuna cumple la misma función y es menos estorbosa. Aparte que siendo el tradicional canasto de mimbre le convierte en una estructura que puede almacenar mayor cantidad de polvo y bichos que otro tipo de materiales.

2. Andadera. La principal razón es porque lejos de ayudar a desplazar al bebé, solo obstaculizas su desarrollo psicomotriz, en el momento que quiere desplazarse, es mejor favorecer el gateo. Y siendo honestos, no hay andadera que sea vea chula. Un bebé en ellos es como una miniversión de Octopus, uno de los archienemigos del hombre araña.

3. Monitores de audio. Llamados de mil formas, el caso es el mismo: son una especie de walkie talkie uno en la cuna del bebé y el otro al lado de la madre. En mi caso, las distancias en el búnker nos permiten ahorrarnos ese chunche. Aparte, si algo me alarmara en el ambiente sonoro preferiría desplazarme velozmente a pie de cuna, que quedarme con mi aparatejo elucubrando si ese sonido raro proviene de él o de los vecinos.


Actualización 3 de abril 2010

Otros artículos enlistados en categoría de inútiles, o con muy poco uso, en los que hay que ponderar realmente si su beneficio valdrá la pena el costo.

4. Guantes y calcetines para bebés recién nacidos. Si el peligro es que se arañe la carita, es mejor invertir en un set de cortauñas. Es importante que sobre todo sus manos tengan el desarrollo tactil con las diversas texturas que le rodean.

5. Columpios o babykeeper. Tal vez resulten una buena opción para "entretener" al bebé, o al menos mantenerlo ocupado, pero solo es útil para la mamá, y anti-ergonómico para el bebé. Si el caso es tener tiempo, que no sea a costa del sano desarrollo del propio niño.

6. Esterilizador de biberones. No es tan inútil del todo, este producto depende netamente de las circunstancias particulares. Las modalidades son: La clásica olla en estufa, eléctrico y de microondas. En mi caso, pienso hacer todo lo posible por llevar la lactancia materna los primeros 4-6 meses, y no hay mejor envase que en donde se produce la leche, el cual se espera que se asee, sin necesidad de medios térmicos, agua y jabón bastan. En otro post, creo que será importante mencionar sobre los biberones y la esterilización. Por lo pronto, la peor combinación posible es la de biberones que contengan BPA y esterilizadores de microondas.

7. Procesador de alimentos para bebé. Siendo fan de la cocina, uso poco la licuadora normal, y en gran cantidad de veces le reemplazo por la de inmersión por ser más práctica, y el lavado de utensilios es mucho menor. Al ver los procesadores de alimentos para bebés, me he llevado una sorpresa al ver sus costos, arriba de 3 mil pesos en tiendas departamentales, en amazon.com oscilan entre 30 a 150 dólares en distintas marcas. Y si la idea es preparar cantidades pequeñas de papilla, el tiempo para lavar el armastote es mucho mayor. La buena noticia, muchas de las veces, una cucharita pequeña puede hacer la función, o la licuadora de inmersión que uso regularmente para alimentos más duros, que tampoco será eterno , el bebé en algun momento tiene que empezar a masticar.

8. Termómetros para el baño o alimentos. No hay mejor sensor que la mano de la propia mamá, y difícilmente uno tiene que calentar demasiado el agua, salvo que el clima sea muy frío. Así que antes en pensar en gastar en un chirristor de estos, piense que colocando su manita en el agua, o depositando una pequeña cantidad del alimento sobre su mano, podrá detectar qué tan adecuado será para dárselo al bebé.


¡Espero con ansias sus aportaciones!

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