martes, 8 de diciembre de 2009

Corte informativo


Estamos en lo dicho, mi acompañante y yo quedamos bien agarradotes del cable de alta tensión, nada más no le suban al interruptor.

¿Se acuerdan del episodio apocalíptico del mes pasado?. Bueno, hay gente terca y aquí su servilleta.
Espero tener buenas noticias para el mundo en un tiempo relativamente corto, nada más que lo que es hoy, se me está complicando ese asunto del 1+1 y las cuentas no terminan por ajustar, ya ni Casterns me explica con manzanas.

Mañana mismo me dirigen a unos estudios más, de aquí yo creo que me promueven para el museo de historia natural. Especímena antropoide que acostumbraba usar pantalones pitillo en una era distinta, murióse congelada a pesar de las pieles (propias) que le cubrían.

Pronostico que el miedo y yo nos haremos compadres un día, cuando por cansancio deje de intentar amedrentarme, porque tal parece que ya me estoy creciendo al castigo. O se me está fundiendo la parte que avisa que hay peligro, y debo correr para salvarme del mamut.

Un día les contaré, esa apasionante historia de células tan pequeñas que hacen un verdadero desbarajuste, y la de los pequeños transmisores que no se les da la gana trabajar y otros que cuando lo hacen mejor hubiera sido que se quedaran quietos. También tengo que contarles mi extraña afinidad por caer en el porcentaje pequeño de las estadísticas, ojalá fuera por aparecer en la lista Forbes.

En fin, la vida hay que verla con alegría, con entusiasmo.... y 1,2, 3... Tal como repetía un disco rayado de gimnasia en su hogar.









Foto: high voltage, por xb3 en flickr. Usada bajo licencia Creative Commons Attribution 2.0 Generic.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Talachas S.A.


Ayyy ay ay ay, caaaanta y no llores!!

En nuestra parsimoniosa dinámica, el acompañante y yo echamos por suertes las faenas.
1. Comprar hilos en azul cielo y blanco absoluto, lo que sea que eso signifique.
2. Comprar un tendedero retráctil en HomeDepot.

Como está visto, acomodé la logística para que pareciera más atractiva la primera propuesta, no me digan cómo pero estoy segura que convencí ayudándome del cansancio y la sensata decisión del acompañante de no escuchar (una vez más) el por qué era importante escoger colores con luz de tarde, en vez de el foco de la tarde-noche.

Luego de paseo a la tienda de artículos domésticos, y que hay opciones hasta como para construir otro búnker. Ya me tengo casi que aprendida la tienda así que dirigí sin costo alguno al acompañante, y nos hicimos de un tendedero de 5 líneas. El anterior y que salió vencido luego de varios meses de sostener fielmente el calzonerío era de 3.
Así que innovarse o morir.

No sé si sepan, pero les voy a contar... hace algunos años, desde antes de que el acompañante apareciera dando un salto triple mortal desde su papel de extra a actor principal, yo ya venía puliendo ciertas habilidades consideradas masculinas, y contaba con una variedad básica de herramientas, las cuales uso sin temor alguno. Nunca paseo con una navaja tipo Rambo, pero de que existe y se usa en ciertos casos, no hay duda.
Cuando el acompañante se hizo de los favores de la que aquí suscribe, le entregué las llaves de mi reino, la contraseña de mi lap, el control remoto de la tele y mi preciada caja de herramientas... todo el ponchipaquete incluye un taladro y cegueta.
Love is in the air.

El acompañante ha tenido días en que lo veo envalentonarse. Perfectamente desde sus inicios supe que no sabía cómo usar el taladro, nada más por no dejar le dí la noción básica. Al menos para que la broca no saliera en contra mía. En cuanto aprendió, tuve que detener que hiciera más hoyos en el búnker.

En cierta ocasión, casi nos lanzamos a mordidas por una cuestión técnica para destornillar una caja, y aprendí que cuando hay herramientas de por medio, es muy sexy mostrar conocimientos al respecto, pero una adquiere poderes inmortales en cuanto se vuelve LA asistente del que "sabe" arreglar los chirristores.

Hay que aprender a manejar un perfil bajo. Pero eso no evita que uno pierda diversión. Así que para la colocada del tendedero retráctil, mi buen acompañante sacó el taladro, ágil y velozmente como supondría cualquiera. Yo salí atrás suyo, cargando la caja de herramientas y una extensión para el taladro, a menos que mi acompañante pensara que también era inalámbrico.
Para su mala suerte tengo un ojo calculador, casi tan exacto como mi corazón. Así mantuvimos interesantes diálogos: -
Yo digo que está chueco, mide bien.
-No, no y no.
Me resigno, hace una pirueta, se alza sobre sus puntas, tuerce las manos y yo haciendo mutis. Insisto, -quedó chueco. Le conmino a usar el nivel. Lo dicho, está chueco. Recompone y decide hacer los hoyos in.gue.su.

Ojalá nada más hubiera sido chueco, que para un tendedero todavía podíamos alegar cierta estética y practicidad para tener unos cables más arriba que otros. Simple y sencillamente el armastote no se sostendría, por la regla de que un hoyo no empata con otro hoyo y no hay tornillo que haga zig-zag.

A esas alturas tenía la tentación de reírme a sus costillas, pero aguanté como las grandes. Me fui por un banquito, no para ver con mayor comodidad el sufrimiento del Gurú de las herramientas., sino para que mi máster se subiera y tomara otra perspectiva... a ver si así la hacemos.
Si algun día tengo que hacer casting, debo anotar en mi CV, que soy asistente profesional. Antes que mi jefazo pensara en usar un martillo, ahí estaba yo, presta a extenderlo., desarmador, pivote, tornillito... tendrás uno más delgado?... ahí está, todo listo y a la orden.

Antes de que diera por terminada su obra maestra yo ya había recogido hasta el último clavo, y enrrollaba la extensión eléctrica.

"Después de todo, estaba muy sencillo"....cuando le escuché eso, solo asentí. Yes Sr.

Podría portarme como una hija de la fregada que soy, con todo respeto para mi jechu. Cuando me empeño hago el papel honroso. Pero en el amor también hay conveniencias. Tal vez el acompañante no es el más diestro, pero aprende rápido, y si algo funciona es que cada uno es lo mejor de sí mismo al lado del otro.

Hasta para agarrarnos de un cable de alta tensión.







Foto: Chocolate Tools, por JanneM en Flickr. Usada bajo licencia Creative Commons Attribution -NonCommercial Share Alike 2.0 Generic

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cambios drásticos


Los anuncios del fin de una era llegaron a bordo de un coche azul. Cuando se emparejó a la acera para aventar el piropo hacia mi persona, me sentí rara. Mi abuelo sería más joven que el tipo que me miraba de esa forma. Los piropos los agradezco en lo más profundo de mi corazón, aunque por fuera mantenga mi acostumbrada cara de póquer.

Decidí cambiar de acera para evitar el acecho.

La verdad, ha sido de esas ocasiones en que me sentí muy incómoda. Me reí al recordar el episodio donde Samantha Jones se arrepiente de un amor otoñal al verle las arrugas... de los glúteos.

Bueno, un hecho aislado, como pude ser yo, habría sido cualquiera, decidí borrar el episodio y seguir en la entrega de la película que había rentado.
Dos días después, en mi afanosa tarea de buscar cierto color de hilos para la combinación perfecta, tal como mi gen perfeccionista impulsa... y triste mi calavera. Donde menos lo esperé, afuera de una tienda de electrodomésticos, un octagenario me lanza un silbido y un piropo.

Qué me falta? En vez de ser la representante de los sueños húmedos de estudiantes pubertos, mi destino será el de enfermerita en el asilo?

Pues no señor. He tomado una decisión, no es que me niegue a que mis admiradores sean de un otoño que parece más invierno. Nada más que se cumplan los siguientes requisitos: Tener la mitad de la fortuna de Hugh Hefner testamentada a mi favor, con un riguroso doble riesgo cardiaco.

Asilo Demasiado Ego, A.C.


Foto: Half young, half old, but still an apple..., por Artifex, en Flickr. Usada bajo licencia Creative Common 2.0 Generic.

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