jueves, 24 de septiembre de 2009

La desconocida


La Sconosciuta
de Giuseppe Tornatore.

En el fin de semana renté esta película. Sinceramente no tenía mucha idea acerca de ella, y la escogí porque en la portada ví que la música era de Ennio Morricone, así que asumí que al menos eso lo disfrutaría.

Me he llevado una menuda sorpresa, hace muchos años que no veía una película de suspenso como esta. Luego de ver con indiferencia muchas de las películas que ofertan en los cines, con un suspenso que confunden con miedo de cuentos de cachirulo.
No, este pasaje de no querer desprenderse de las imágenes en pantalla para no perder detalle es algo que agradezco. Pocas veces recomiendo películas, me hace falta mundo es cierto, como también ir lo suficiente 2 a 3 veces por semana por ejemplo, tampoco leo mucho al respecto de cine, y hay demasiados sitios donde seguramente abordarán el tema y darán su reseña haciendo una relación contemporánea con la nota del día, el suceso histórico del director, y la excelsa pluma de quien lo relate.
Pero arte al fin, hasta yo puedo asentir, a mi juicio es de las películas que valen la pena.

¿De qué trata?. Una inmigrante de Ucrania, en Roma. Toda una maraña de problemas desde migratorios, condiciones previas en su lugar de origen, sobrevivencia, sobornos, trata de personas, y un rosario de problemas y emociones manejados de forma inteligente.Y sí, la música no tenía pierde.

lunes, 21 de septiembre de 2009

A posteriori

Sobreviví.


Aunque todavía la estoy dudando, siento que corre demasiado dulce por mis venas.

¿Será que me harán falta unos tacos de pibil para equilibrar? Pues sepa, pero ya hoy comí jícama y sin casi nada de sal. En fin, ya los atormentaré con mis dudas existenciales.

El viernes por la noche todavía estaba respondiendo unas llamadas telefónicas y mensajes, cuando ví las noticias del tiroteo en el metro.
Muy lamentable, y es imposible no pensar acerca de ello. Más allá de la certeza de que solo un loco puede actuar así, con semejante salvajismo, ajeno para todos y para sí mismo.
Como un ciudadano cero. Su único hecho notable habría sido mejor no tenerlo nunca. En grados menores, ya hay muchos ciudadanos ceros. Los hombres y mujeres de tamaño chiquito. No por ser zotacos, que eso no se elige, y los hay chaparros pero con un espíritu gigante.
La indiferencia voluntaria y la crueldad parecen ser muy mala combinación. Basta con asomarnos a la calle, tomar un medio de transporte y ahí les veremos con la cara enjuta, y si miran solo lo hacen con desprecio. Sí, tal vez sea el chofer, que es a los que más a menudo se les ve la cara así.
Pero de pasajeros no faltará uno que otro.
Líbranos San Güichito de caer en tan malas compañías.

A propósito de emparedados, les contaré un deseo que tengo desde niña. Lo acabo de recordar, así como es de caprichosa la memoria para las cosas realmente importantes.
Pues sucede que antes existían los súpers, unas tiendas chiquitas a comparación de los grandes autoservicios actuales. Ahí, las señoras madres como la mía, se hacían de las exquisitas viandas, desde el jamón serrano, hasta el quesito "mío". Pasando por 2 litros de leche, el kilo de azúcar que en malos tiempos hasta me sentía como de la mafia, la tendera me decía: niña lleva esto a tu mamá, en una bolsa iba el azúcar de forma oculta. Eran tiempos de crisis -de las de ese tiempo, las de ahorita son la novedad-, en las que el precio se mantenía fijo y con subsidio, lo que escaseaba era el producto.
Bueno, pero ocurría un pequeño drama. En muchas ocasiones, luego del súper mi madre todavía pasaba por otros asuntos, recoger ropa, hacer algunos pagos y una mini ego, glotona como ya se veía venir, esperando en la rambler, hurtando a discreción una rebanada de jamón la cual hacía rollito. Luego otra rebanada, ahora en forma de triángulos, luego otra en forma de tiritas. Hacía pausas en cuanto mi madre abordaba el coche, si había más paradas, yo seguía mi entretenimiento.
Pero siempre pensaba en los demás, nunca me acabé totalmente el jamón, después de todo hasta me parecía artística la rebanadora, y si no le quitaban el plastiquito mucho mejor, así podía entretenerme para ir quitando los pequeños hilos alrededor de cada rebanada.
Recibí una cantidad de regaños que ya es mejor no abundar sobre ellos. Más de una vez mi madre descubría que no les alcanzaba ni para media rebanada a mis hambrientos hermanos. Cua cua cuá. Se asomaba la culpa en mi pequeño corazón. Pero no podía resistirme, en cuanto tenía a mano otro paquetito de jamón le echaba guante aunque sea a una o dos rebanaditas. No era un asunto de hambre, simple y sencillamente, me gustan los jamones.
Hasta que no lo hice más. Me prometí que un día... muy lejano porque lo dije muy convencida, tendría una barra de jamón para mí solita, donde podría comer rebanada tras rebanada hasta hartarme. En cuanto cobré mi primer sueldo, cuál jamón ni qué nada, invité a mis papás a comer mariscos. El resto de dinero que fui ganando, me iba a algun restaurante. El pobre jamón nunca ha tomado el lugar que antes tenía, y me sigue gustando el condenado, claro antes era el FUD, no crean que había el montón de marcas, ahora ya ni sé si existe, el que consumimos es uno con alto porcentaje en proteína, bajo en sal, y sabe delicioso, pero comprarme una barra, no me había cruzado nuevamente por la cabeza.
Habrá que hacer algo al respecto.




viernes, 18 de septiembre de 2009

Reina del carnaval


Hoy cumplo años.

Y todavía me da gusto cumplirlos.

36

Habrá gente que no se entusiasme por cumplir años, pero pues yo sí formo parte de los que se alegran.
¡Ni que regalaran las arrugas!

No tengo queja, las zarandeadas que me han tocado, las doy por bien vividas. La vida piensa que me da lecciones y yo hago como que las aprendo, pero no quita que en el camino me siga dando risa el jueguito, de otro modo no podría disfrutar el espectáculo.

En un ratito paso a recoger a mi mamá que viene viajando ex professo para pasar el día conmigo. De la lista de cosas por hacer, ya lo de la limpieza quedó ayer. Así que ahorita, el búnker está lustroso por donde quiera que se vea, incluyendo a la cumpleañera que hoy sí me tocó baño de esos con media hora de remojo, y tallados a conciencia. Estoy bien lista para repartir abrazos.






Foto: Faux Confetti Cupcakes, por Creative Abubot, en Flickr. Usada bajo licencia Creative Commons Attribution -NonCommercial - No Derivative Works 2.0 Generic.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Los regalos


Ya no explicaré donde andaba, encima me duele mi lomito, así que podrán imaginarse que estuve trabajando y descansando de forma alterna una con otra y cuando pude a la par.
Pero, ya desde que agoniza agosto, quedo como la heredera absoluta de lo que le resta de vida al año. Así es. De septiembre a diciembre festejo, como en fiesta de pueblo, inician las festividades así como que no quiere la cosa anunciando que ya viene, ya viene... ya está sucediendo, y varias semanas después porque ya pasó el motivo de celebración.

Mi madre inauguró la racha de presentes anticipados, que por cierto todavía ni estreno su regalo y ya se me hizo tarde. Me gusta el aroma a nuevo, pero más me gusta quitárselo llevándolo puesto. Evito tanto como puedo el guardar ahí mis triques para mejor ocasión, porque las mejores ocasiones prefiero que sean las de ahoritita mismo.
Ah siguiendo con la apertura de regalos: me autoregalé un pay de queso, que no me quedo así tan de lujo, jaja todo porque le eché el limón completo, no todos mis experimentos salen, y el buqué amargo, es solo para conocedores, o resignados. Pero cada que consumo una rebanada pienso que he ahorrado energía. Un solo limón para el pay. Es un gran ahorro. A la otra derrocharé otro limón más, pero luego del jugo saco la ralladura y el resto a la basura que ya ví que no aporta vitamina c.
Ehhhh veo una ventana de oportunidad, ese pay amarguito no sabe tan mal, se tolera bastante bien 1 rebanada. Entonces está ideal para las gordas. Previniendo que se coman medio pay en un respirito, el sabor amargo intencionado es para que cada quien se conforme con su rebanadita y dejen a los demás llenarse de placer... entrénle al pay al cabo que ya ni quiero.

No les conté, pero les comunico ahora mismo, que fui al bautizo de una sobrina. Como es de esperarse, la muñeca está hermosa y risueña. Valió la pena la desmañanada. Es todo una carambola a 3 bandas, eso de ir con la pestaña rizada, la vestimenta impecable e irse en camión, andar con cara de mal humorada por la TAPO, y media hora después, departir alegremente como si hubiese acabado de despertarme. Y fui a misa, lo cual merecería un post aparte, pero en honor a la verdad, no incluía más que el bautizo, en el nombre del padre y del hijo y del espíritu santo, y en palabras del sacerdote, pudimos irnos alegremente contando con una católica más. Ni modo de contrariarle y aumentarle otros 30 minutos en la visita al templo.

Por la noche, regresé al búnker en calidad de trapo, gracias a la hora extra para salir del estacionamiento, y a que ya eran como las 10 de la noche. Ah pero ahí va la conveniencia, que otorga energía extra porque hasta creen que boté mis souvenirs y me fui directo a mi catre, claro que no!, todavía llegué a acomodar unos regalitos con los que me regresaron.

En la semana, Pilarica me regaló unas letras en su blog, Claudette me envió un regalo que llegó ayer, mi hermana envía foto y buenos deseos, ya había entregado sus presentes desde inicios de mes. Y por si son poco observadores, el cambio de cabecera es otro regalo que me hizo el favor de entregarme Iván, desde su Iguanito blog, así que en una edición especial, luciré su trabajo en estos festejos.

Ya decidí que lo que es esta semana, haré lo posible por ponerme en remojo de cremas hidratantes y energizantes. Para cuando todos tengan su día festivo, yo estaré trababajando como negra, y no porque sea antipatriota, pero es el día que podré organizar el búnker porque vienen de visita mis papás, y ya tengo todo planeado para hacer los "famosos" chiles en nogada, el pay de limón, y a ver qué otra delicia culinaria saco a relucir. Parezco como esas abuelitas, que las festejan y si ellas no guisan no están a gusto.
La verdad, también me gusta ir a restaurantes, de hecho le tengo puesto el ojo a uno donde pido mi pato en salsa de frambruesas, pero los chiles de todos modos los iba a hacer, solamente pospuse las fechas, en vez de hacerlos a finales de agosto, los cambié para mediados de septiembre, y ni que fuera tan difícil, además de que los voy a hacer en etapas, y si el tiempo no me lo permite, ya de últimas le solicitaré ayuda a la asistente Gigi, exótica como misteriosa, que es un personaje ficticio basado en una historia real, pero cuya protagonista eligió su nombre artístico, válgame!.

Les dí la receta de frijoles charros?
Tal vez les quede para estas fiestas patrias, que luego hablamos de eso. De la receta también.




Foto: Little present. Por Geofana en Flickr. Usada bajo licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial, No Derivative works 2.0 Generic.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La boda de la ex de mi mejor amigo


Ya de vuelta a mi vida habitual, sin tantos kilos de peso como podría pensarse, y desear por las envidiosas, contra todo pronóstico sigo conservando mi bien torneado cuerpo, también la modestia.

Este viaje no fue tan espirituoso, lo más que llegué a ingerir fue una michelada, y unas copas de vino en distintas ocasiones y días, pero eso sí, no puede faltar el detalle surrealista.

La boda de la ex de mi mejor amigo.

Que líos hace la gente. No digo gran cosa, yo tengo los míos. Aclaración importante para toda mi parentela y acompañante, aquí se acabó el post. En adelante haremos un círculo de oración.


Ya en petite comité, no sé como manejen sus asuntos de relaciones amorosas de esas antiquísimas que una ya como que ni se acuerda y en contados casos es mejor ni averiguar. A la fecha todavía mantengo una amistad y la respectiva sana distancia con uno que otro de aquellos afortunados seres con quienes mantuve un romance, de esos noviazgos fugaces hasta por 2 años.
Pero de ahí a que yo vaya de testigo a sus bodas, se le seca la tinta a mi pluma fuente.
Vaya, hay niveles.
A lo mejor me sobra la pasión, o me ahorro la verguenza, porque ¿para qué ir?, si la novia es más fea que yo, es rudeza innecesaria y si es más guapa, no gasto mis zapatos de tacón para ir a pasar penas.

La psique femenina es rara y no me escapo a ello.
En cuanto mi amigo me comentó que sería el testigo en la boda de su ex, y que iría solo, no lo dudé ni por un segundo. Al más puro estilo chapulín colorado, como dice el viejo y conocido refrán, a los amigos se les conoce en la cama (uh?), en la cárcel (doble uh?)... eh no llego a tanto, prefiero ir de acompañante a la boda de la ex.

Faltaba menos, en cuanto hice mi maleta, miré los clósets, hice un estudio cuidadoso de la situación y personalidades, solo una vez ví a la ex, en el peor performance de mi amigo, pero con esa info saqué mis conclusiones, no, no sacaría mi disfraz de femme fatale, lo adecuado sería mi disfraz delicadamente femenino.
El acompañante (el mío) estuvo de acuerdo en mi outfit. De repente me sentí como en corporación policíaca, una vez expuesto el "problema", elaboramos el plan de estrategia para rescatar al rehén.

En el caso de mi amigo, aunque sin duda ya su ex no le significa lo que antes, no es lo mismo ir a poner cara de buena gente y solo, que llegar con compañía... y no cualquiera, la luminaria bloguera de éste changarro, lástima que los invitados a la boda no sean lectores de blogs. Y si de casualidad aparecen, todo lo que anoto es inventado.

La novia, feliz y afortunada. Cual debe ser. Como buena mujer pasé bajo su escrutinio, ignoro si hizo alguna telaraña mental... pero mi amigo no estaba solo.
Comimos y bailamos a salud de los festejados, bebimos a salud de mi amigo.

Ya de regreso, mi amigo me dió el reporte final. Tanto el novio, el primo de la novia y una amiga de la novia emitieron su veredicto, "muy guapa tu acompañante".
Con una sonrisa amplia solo concluimos que: Lo logramos!!!



Estoy pensando en abrir mi agenda a ese tipo de acontecimientos, aunque no es el mismo rubro, capaz que pongo mi anuncio y piensan que doy masajes.

Ahora que en honor a la verdad, y equilibrando al universo, al otro día todavía me reía de la travesura de la boda de la novia de mi ex, aunque con media boca anestesiada porque tuve cita con el dentista, hay tiempo para todo.

Diableques del mundo uníos. A lo mejor es una treta de kinder, tal vez, pero es divertido compartir con tus amigos sus peores eventos.


Foto: Wedding Bouquet, por Richard Corfield (M0RJC) en Flickr. Usada bajo licencia Creative Commons. Attribution -Non derivative works 2.0 Generic.

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