Desde hace unas semanas he estado leyendo La Colmena de Camilo José Cela. Unos cuantos meses atrás, me propuse leer 1 libro por semana, claro que sabía que no sería posible, la confianza ante todo. Porque no es un número de libros leídos lo que intento acumular, sino de historias, escenarios, frases que me hagan reflexionar, reír, emocionarme. Así que algunas veces sí, otras no se cumple, solo lo intento como una manera de reto, me fascinan los retos.
Pues el punto es que más o menos llevaba tal ritmo de lectura, de locos sí, es más sencillo cuando lo que leo son novelas. Pero llegó a mi manos éste libro, en la desangelada Feria del Libro en Puebla, ahí estuvo en el estante de libros pendientes, cuando tocó su turno, sentí desde el prólogo que me había atrapado. No leo por el respaldo en premios de un autor, y me resisto a los best sellers. Sin embargo, en el primer prólogo (de varios) se entera uno de alguien que opina sabiéndose desterrado de su propio país, tener que publicar en otro, y a pesar de todo sentir que pocos oficios como el de escritor se llevan solo porque sí, por gusto tal vez, por una necesidad personal apremiante de hacerlo, y no reconocerse en otra forma de vida. Aunque mal paguen.
Hoy descubrí que me falta poco para terminarlo, con cierto pesar, mayor a mi curiosidad a seguir las historias de muchos personajes, que como el título del libro ya lo señala, resulta ser un enjambre, muchos días he tenido que hacer pausas porque salta de un personaje a otro, y hay un nexo que no recuerdo inmediatamente, al punto que es de los ejercicios de memoria que más he disfrutado. Aunque dicho sea de paso, es un libro que no tiene desperdicio, con un uso del idioma español que resulta un poco arcaico, se leen bien las ironías y comentarios sarcásticos, un texto cuidado meticulosamente, solo así se logra algo tan bien hecho.
No platicaré más, si no lo ha leído aún, por una vez en su vida, hágame caso y disfrútelo.
Pues el punto es que más o menos llevaba tal ritmo de lectura, de locos sí, es más sencillo cuando lo que leo son novelas. Pero llegó a mi manos éste libro, en la desangelada Feria del Libro en Puebla, ahí estuvo en el estante de libros pendientes, cuando tocó su turno, sentí desde el prólogo que me había atrapado. No leo por el respaldo en premios de un autor, y me resisto a los best sellers. Sin embargo, en el primer prólogo (de varios) se entera uno de alguien que opina sabiéndose desterrado de su propio país, tener que publicar en otro, y a pesar de todo sentir que pocos oficios como el de escritor se llevan solo porque sí, por gusto tal vez, por una necesidad personal apremiante de hacerlo, y no reconocerse en otra forma de vida. Aunque mal paguen.
Hoy descubrí que me falta poco para terminarlo, con cierto pesar, mayor a mi curiosidad a seguir las historias de muchos personajes, que como el título del libro ya lo señala, resulta ser un enjambre, muchos días he tenido que hacer pausas porque salta de un personaje a otro, y hay un nexo que no recuerdo inmediatamente, al punto que es de los ejercicios de memoria que más he disfrutado. Aunque dicho sea de paso, es un libro que no tiene desperdicio, con un uso del idioma español que resulta un poco arcaico, se leen bien las ironías y comentarios sarcásticos, un texto cuidado meticulosamente, solo así se logra algo tan bien hecho.
No platicaré más, si no lo ha leído aún, por una vez en su vida, hágame caso y disfrútelo.